Pertenecen a una rara estirpe de artesanos que conservan los secretos de su arte y han llegado hasta la quinta generación conservando la misma receta, sin hacer apenas cambios pasaron del carbón al propano. Son fabricantes en la calle Amparo, 25 y vendedores, tanto en la calle preciados como en el rastro.
En su cesta llevan barquillos parisien, obleas, cubanitos, cortos y conos, con o sin chocolate y vainilla. Han vendido en todas las calles de Madrid, no se pierdan en su página web las fotos antiguas - www.barquillerosdemadrid.es, incluso han llegado con sus barquillos a ciudades tan lejanas de la capital, como Paris o Berlín
.
Le pedimos desde este blog, a la excelentísima Alcaldesa de Madrid, Doña Ana Botella, que cuide de esta rara avis, que lleva a Madrid en su ADN y que en estas circunstancias económicas que vivimos, sufren manteniendo una tradición cien por cien Madrileña.
Venden con gracia y salero por unidades o paquetes, gritando a los cielos de Madrid.
¡Barquillos, de Vainilla y coco, que me vuelves loco¡
..de canela y miel, que son buenos para la piel...
Barquillos de canela, para el nene y la nena.
Y si después de este increíble paseo entre piratas del caribe, hombres estatua en imposibles posturas, músicos y organilleras, todavía les sabe a poco les recomiendo dos libros:
"Madrid, cuentos, leyendas y anécdotas"
de Javier Leralta
y " Viejos oficios de Madrid "
de Ángel del Río
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